
En Ibagué - Tolima, desde hace 6 años (2008-2014), se viene realizando
La Gran Marcha Carnaval en defensa del Agua, la Tierra, la Vida y en contra de la Megaminería.
Este sitio web busca hacer una revisión y reivindicación de la Marcha Carnaval, con el objetivo de hacer una evalución de su importancia como festividad, en los aspectos culturales, sociales y políticos de Colombia.
MARCHA CARNAVAL
POR EL AGUA Y LA VIDA
Dada la incompetencia estatal para solucionar los problemas que trae la minería y su conocida permisividad para con las multinacionales –es importante recordar que el actual Estatuto Tributario colombiano ofrece múltiples prebendas para las empresas del sector minas, con deducciones que sobrepasan las ganancias por regalías–el carnaval se presenta como una “disidencia histórica, como quiebre a una norma y al dictamen de una ley” (Tobar), que en este caso atenta contra la integridad de una región geográfica y social. Renzo García lo manifiesta así: “Tenemos claro que el gobierno nacional actúa en contra del sentir, querer y pensar de su gente. Actúa en favor de intereses foráneos, de empresas mineras y petroleras.
"La fiesta integra un gran potencial de cambio y transformaciones, canalizando una catarsis individual y colectiva organizada por la propia comunidad, acorde con sus necesidades y pretensiones del ser, pensar, sentir y actuar”.
Zarama G. (s.f)

la Marcha Carnaval del Tolima se plantea como un espacio en el que la ciudadanía tolimense asume el reto de construir una región pensada por las propias comunidades en función de sus necesidades y proyectos colectivos para mejorar su calidad de vida y en la que mecanismos de participación política, como la Consulta Previa y la Consulta Popular, se convierten en puntos de debate y conflicto entre la ciudadanía, el Estado y la multinacional, lo que ha sumergido a la población en cuestión, así como al resto del país, en un debate (tensiones y conflictos) sobre la efectividad de estos mecanismos.

Podría considerarse la Marcha Carnaval como un Frente Cultural, ya que estos se enraízan dentro de la problemática del ejercicio social, colectivo, supraindividual de los distintos modos de ordenar, nombrar, definir e interpretar la realidad en la sociedad (Gonzáles, 1987), acciones permanentes dentro del carnaval y que se evidencia en Tolima con las diversas representaciones que hacen los pobladores sobre la mina.

El carnaval del Tolima se configura pues como una respuesta organizada desde las comunidades que procura detener el modelo de despojo de los territorios: “Estamos firmemente comprometidos con la defensa de la Vida en todas sus manifestaciones, con la implementación de procesos incluyentes, alegres, creativos y académicos que nos permitan detener la cultura de muerte y las propuestas de guerra entre los seres humanos y la naturaleza. Vamos por un modelo social que persiga y promueva el Buen Vivir, el Buen Beber, el Buen Comer, el Buen Dormir, el Buen Saber como base para el Buen Gobierno que manda obedeciendo las exigencias y clamores de su gente”. (García, 2014)
